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Augusto Chati Tito: pongo y luchador clave en la recuperación de tierras

En la historia subalterna, muchos campesinos destacan como sujetos históricos que, pese a haber sido sistemáticamente invisibilizados o subordinados en las narrativas oficiales, desempeñaron un papel crucial en los procesos de transformación social, resistencia política y defensa territorial en contextos coloniales y poscoloniales.

Publicado: hace 12 horas


Augusto Chati Tito (9 de agosto 1927 - 7 de junio de 2025), fue un comunero quechuahablante nacido en Callapayocc, Ongoy, Apurímac, cuyo papel resultó fundamental en la histórica lucha por la recuperación y defensa de las tierras comunales durante la movilización campesina de la década de 1960 en el Perú.

Nacido en un entorno marcado por la servidumbre en la hacienda, Augusto Chati trabajó como semanero-pongo en la casa del hacendado Plácido Morote, ubicada en la ciudad de Ayacucho. Esta posición le permitió adquirir un conocimiento directo y profundo sobre las estrategias empleadas para mantener el control indebido de las tierras comunales, particularmente de Simpe, Pumachuco, Tururo y Bayurumi, que habían sido usurpadas por la hacienda y que, aunque la comunidad había adquirido colectivamente, eran disputadas por los Morote.

En 1960, en medio de la lucha comunal por la recuperación territorial, Augusto Chati desempeñó un papel clave al denunciar un complot criminal dirigido contra Jorge Suárez Guiulfo, apoderado legal de la Comunidad Indígena de Ongoy. Suárez Guiulfo lideraba la defensa jurídica en el proceso de restitución de las tierras, y la conspiración involucraba al propio Plácido Morote, al exdirigente comunal Abelino De la Cruz y otros.

A pesar de ser analfabeto y no hablar castellano, Chati Tito alertó oportunamente a las autoridades sobre la planificación del atentado, presentando la denuncia formal ante la Policía de Investigaciones el 16 de septiembre de 1960 y solicitando garantías de vida al prefecto de Ayacucho.

Su testimonio reveló las condiciones de trabajo forzado y los castigos arbitrarios a los que él y otros comuneros estaban sometidos, así como la confiscación violenta de bienes comunales por parte de los hacendados. Esta valiente declaración permitió destapar una red de corrupción que involucraba a Plácido Morote y a ciertos exdirigentes comunales, quienes repartían ilegalmente tierras comunales a terceros sin respaldo legal.

A partir de ese momento, los yanaconas de la hacienda paralizaron los trabajos forzados en la hacienda Chacabamba, mientras que en Río Blanco los campesinos invadieron tierras de la hacienda. Los juicios y tomas de tierras se intensificaron no solo en Ongoy, sino también en varias provincias de Andahuaylas y regiones vecinas.

Las revelaciones de Augusto o Agustín Chati Tito fortalecieron la lucha de la comunidad de Ongoy, reforzando las acciones legales y organizativas promovidas por líderes como Jacinto Palomino Córdova, César Porras Medina y la Sociedad Cultural Hijos del Distrito de Ongoy (SCHDO) en Lima.

Desde entonces, Augusto Chati destacó como dirigente clave en Ongoy, junto varios líderes campesinos de la zona, donde su participación activa y compromiso desde la base comunal fueron determinantes para la reivindicación de tierras. Su testimonio y acciones desbarataron maniobras que buscaban frenar la restitución de tierras y pusieron al descubierto los mecanismos de despojo, violencia y corrupción contra las comunidades indígenas. Su legado subraya el papel fundamental de los comuneros en la defensa de sus territorios y derechos, en un proceso complejo y profundamente arraigado en la historia local y andina.

FUENTE: Archivo Regional de Ayacucho, Policía de Investigaciones, Paquete: años 1960. Denuncia seguida por Jorge Súares Guiulfo contra Plácido Morote y Andrés Abelino de la Cruz por causas criminalísticas, año 1960, Nº Fls 11).


Escrito por

GUIDO CHATI

Historiador y Antropólogo. Autor de artículos y libros sobre historia, antropología y política (Libro: De quién es la tierra, 2019).


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