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La Semana Santa en Ayacucho: Historia, religión y tradición de una fiesta

Reseña del libro “Historia, religión y tradición de una fiesta: la Semana Santa en Ayacucho” de Jhoel Amiquero Prado, publicado por el Arzobispado Metropolitano de Ayacucho el año 2016.

Publicado: 2023-03-05
Reseña del libro “Historia, religión y tradición de una fiesta: la Semana Santa en Ayacucho” de Jhoel Amiquero Prado, publicado por el Arzobispado Metropolitano de Ayacucho el año 2016.


El libro del historiador ayacuchano Jhoel Amiquero Prado, sin duda, se suma a la historiografía regional sobre la Semana Santa en Ayacucho, evento considerada por su gran tradición como la principal celebración católica que se realiza en el país.

“Historia, religión y tradición de una fiesta: la Semana Santa en Ayacucho”, fue publicado el año 2016 con el apoyo del Arzobispado Metropolitano de Ayacucho y el Centro de Investigación Histórico Social de Ayacucho. Consta de 68 páginas. Incluye láminas fotográficas a color sobre la Semana Santa en el siglo pasado.

Contenido

El objetivo del autor al escribir este libro es buscar los orígenes de la Semana Santa en Ayacucho. Para ello, el autor a estructura su obra en cuatro pates:

1. Inicios de la vida cristiana en Huamanga y de la Semana Santa durante la colonia.
2. Inicio de las procesiones de la Semana Santa en la República (siglo XIX).
3. Configuración y estructuración de las procesiones en la Semana Santa ayacuchana (siglo XX).
4. Tradición cultural en las procesiones de la Semana Santa (siglo XXI).

El libro ofrece al lector un panorama histórico y el proceso de establecimiento de la Semana Santa en la Huamanga colonial. Busca el inicio de las procesiones, su institucionalización durante la república y su estructuración como la conocemos en la actualidad.

Los orígenes de la Semana Santa.

Según el autor, la Semana Santa en Ayacucho se remonta hasta la colonia y en la actualidad mantiene su propia peculiaridad. La vida cristiana en Huamanga durante la colonia habría sido una imposición de patrones de conducta y costumbres a los indígenas para aumentar la fe católica. Entre ellas, la Semana Santa fue una festividad impuesta y celebrada como parte de la evangelización.

Fray Luis Jerónimo de Oré (1598), en su obra titulada “Symbolo Cathólico Indiano”, un tratado sobre la evangelización a los indios en su propia lengua, señalaría siete cánticos traducidos a quechua y aymara: “Uno para cada día de la semana donde va explicando cada una de las principales verdades del cristianismo, así como la vida, pasión y resurrección de Cristo” (citado en Amiquero).

Los canticos estaban establecidos haciendo énfasis en los días Santos como enseñanza de los pasajes de la vida de Jesucristo:

1. Primer cántico: la trinidad (domingo).
2. Segundo cántico: la creación (lunes).
3. Tercer cántico: creación del hombre, pecado y redención (martes).
4. Cuarto cántico: encarnación de cristo (miércoles).
5. Quinto cántico: creación del hombre y vida de cristo (jueves).
6. Sexto cántico: lamentación por la pasión de Cristo (viernes).
7. Séptimo cántico: resurrección y ascensión de Cristo, venida del Espíritu Santo, fundación dela iglesia y escatología (sábado).

Estas celebraciones habrían sido las más difundidas entre los indígenas evangelizados por los franciscanos y de mayor arraigo popular durante mucho tiempo. Tras la creación de diócesis de Huamanga en 1609, mediante Bula Papal, las procesiones tomaron mayor interés. No obstante, la primera procesión llevada con mayor solemnidad y la participación del cabildo local, sería el Jueves Santo en el año 1620, garantizando el orden y resguardo de la procesión por las calles de Huamanga.

La Semana Santa en tiempos de crisis

Desde 1820, Huamanga viviría épocas tensas con manifestaciones contra la corona. Después de la batalla de Ayacucho en 1824, la administración política en Huamanga tendría varios cambios transcendentales. A la llegada del ejército libertador, el obispo de Huamanga abandonó la ciudad y en 1825 la jerarquía de la iglesia estaba viviendo una etapa de crisis por carecer de obispo. No obstante,

“la independencia no había provocado cambio alguno en el catolicismo de sus habitantes durante la solemnidad de la Semana Santa”.

Para los ayacuchanos, los primeros años de la vida republicana, la Semana Santa sería una práctica de fervor religioso, incluso acrecentándose. Los pobladores vivían un auténtico peregrinaje de devoción y fe católica, encarnándose en los pasajes de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

La coyuntura de la guerra con Chile de 1879 y 1883, tampoco fue impedimento para realizar las procesiones de Semana Santa. Si bien terminada la guerra el país se vio sumergido en crisis, en Ayacucho existieron propuestas para prohibir las procesiones. Al parecer, la tensión que vivía el pueblo de Huanta y Huamanga y el asesinato del cura Juan José de Polo en el motín de Huanta en 1882, fue una de las razones para prohibir la procesión. No obstante, los rituales mayores siguieron celebrándose.

En los primeros años del siglo XX, la festividad fue incrementándose al punto de que las procesiones se realizaban de noche, trayendo consigo que la población y sobre todo los jóvenes perdían la compostura, razón por la que se reglamentó las procesiones y varios aspectos de la fiesta; jerarquización eclesiástica, salidas de parroquias, días, horarios de procesión y otros aspectos.

En 1918, con la creación de la Hermandad de Devotos para venerar a Jesús Nazareno se habría institucionalizado las procesiones, dando así inicio a la creación de hermandades para hacerse cargo de los días festivos bajo reglamento; con distintivos (insignia, estandarte, uniforme), multas, cargadores, etc. A partir de 1960, Ayacucho sería considerado un destino turístico, principalmente durante la Semana Santa.

Durante la violencia política (1980 a 2000), según el autor, “no hubo ningún desequilibrio que llevara a suprimir las celebraciones”. Las procesiones salieron de sus templos de forma habitual sin nada que lamentar. Es decir, el grupo armado (SL) habría respetado la costumbre.

Para la actualidad, el libro describe los días, templos, recurridos, Santos, hermandades y mayordomías correspondientes en cada procesión durante la Semana Santa.

Aspectos importantes y débiles del libro

El libro está estructura en formato sencillo fácil de entender para escolares, docentes de secundaria y agentes dedicados a la gestión cultural, turismo y guía de turismo. Sobre todo, es un libro fundamental para los visitantes a la Semana Santa de Ayacucho.

El libro ya había sido publicado unos años antes con el título de “La Semana Santa en Ayacucho: Historia de una tradición religiosa (Siglos XVI - XXI) en coautoría de los historiadores Inés Férnandez Tucno, Jonathan Ramos y Raúl Fulgencio Oré. No obstante, esta última publicación solo hace mención sin reconocer la coautoría.

Respecto a los orígenes de la Semana Santa en Ayacucho, la historiadora Miriam Salas (1998) sostuvo que la festividad de la Semana Santa tiene origen en los obrajes de Chincheros (Cayara, Huancapi, al sur de Ayacucho). Según esta autora, en el obraje de Chincheros ya se realizaban procesiones de Semana Santa; Lunes Santo con imagen de Jesús Nazareno, Miércoles Santo con el encuentro de Cristo, la Virgen, San Juan y La Verónica, es decir, la semana Santa ayacuchana tendría orígenes en los obrajes de Chincheros. Jhoel Amiquero desconoce que el franciscano Fray Luis Jerónimo de Oré (1554-1630), hijo del encomendero de las minas y obrajes de Chincheros, precisamente encargado de predicar a los indios quechuas, aymaras, cañares y yungas que ocupaban la encomienda de su padre Antonio de Oré, estableció los cánticos por cada día de la semana. En ese sentido, los orígenes de la Semana Santa en el obraje de Chincheros son poco explorados. En cuanto a la primera procesión de la Semana Santa llevada en 1620, no precisa que es una celebración de la nobleza o aristocracia local. El documento que usa, apenas hace mención de un acuerdo del cabildo local y menciona una lista de personajes de élite local.

Por otro lado, según el autor, la Semana Santa en tiempos de crisis aumenta el fervor cristiano. No obstante, esta parte no es explorado. Un estudio de la vida cristiana en Huamanga, sobre todo de la Semana Santa en tiempos de crisis, ayudaría a entender la fe cristiana como proceso de sanación, salvación o protección frente a las múltiples crisis. ¿Por qué en tiempos de crisis la tradición de la Semana Santa no se ve afectado y más por el contrario la fe cristiana adquiere más fervor?

Referencias

Salas, M. (1998). Estructura colonial del poder español en el Perú. Huamanga (Ayacucho) a través de sus obrajes, siglos XVI-XVIII. Pontificia Universidad Católica del Perú, Vol. 1°

Jhoel Amiquero Prado, Inés Férnandez Tucno, Jonathan Ramos R. y Raúl F. Oré Carhuas (2012). La semana santa en Ayacucho: historia de una tradición religiosa (siglos XVI - XXI). CEHRA.


Escrito por

GUIDO CHATI

Historiador y Antropólogo. Autor de artículos y libros sobre historia, antropología y política (Libro: De quién es la tierra, 2019).


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