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Puno: Eventual réplica de modelo boliviano es amenaza geopolítica para la derecha

Puno es históricamente frontera de penitencia, lejos de Perú y cerca a Bolivia.

Publicado: 2019-01-22

“Soy un peruano triste”, comenta un puneño que iba al país altiplano porque en el centro de salud de su jurisdicción, la farmacia está desabastecida, entre otras carencias, mientras en la posta boliviana, hay 12 médicos y las consultas son gratuitas.  

Cada vez que hay elecciones de carácter regional y nacional, se busca calificar las razones por las que el sur peruano tiene un “voto radical”, se teje en el imaginario nacional el hilo de exotismo y lejanía, un sur problemático, atrasado y rebelde. El conocimiento de la historia política de Puno y su relación con el Estado peruano, ayudaría a entender algunas de las razones. José Luis Rénique, en su libro “La batalla por Puno” (2004), nos cuenta una historia de batalla incesante de toma y daca entre Puno y el país. Desde el XIX al XX, comisionados del Estado llegan a cada tanto, mensajeros enrumban a Lima en busca de justicia, ganan terreno los partidos reformistas, aterrizan profesores radicalizados que luego toman las armas, la izquierda electoral llega con sueños de un sur rojo y florecen bases antisubversivas. En la historia de Puno: la victoria del proyecto civil-militar fujimorista “define el escenario final de la batalla por Puno”. Personajes como Juan Bustamante (1867-1868), Teodomiro Gutiérrez (Rumi Maki, 1915) y otros líderes y parlamentarios indígenas, cuando no hay puentes posibles, eligen entre la represión sostenida por poderes locales en alianza con el Estado y la rebelión indígena. La amenaza de violencia y la promesa de paz y progreso cruzan en uno y otro sentido las fronteras de Puno.

Pese a la política exterior de desarrollo de fronteras, éstas siguen carente de infraestructura, generación de oportunidades y deficiente en entregar bienes y servicios públicos de calidad en educación, salud y seguridad. Muchos peruanos de la provincia limítrofe con Bolivia, tienen que cruzar la frontera para ser atendidos en algunos servicios básicos. El Estado sigue pensando en Puno como Pantaleón que, por montar el servicio de visitadoras decide castigarlo destacándolo a las orillas del Titicaca. Para políticos como Keiko Fujimori, el altiplano es lugar de castigo para presos de alta peligrosidad (Correo, 30.07.2016). Y ante eventual réplica de modelo boliviano por parte del gobernador de Puno, Walter Aduviri, los políticos ven como amenaza de penetración geopolítica. Puno como penitencia y amenaza.


Escrito por

GUIDO CHATI

Historiador y Antropólogo. Autor de artículos y libros sobre historia, antropología y política (Libro: De quién es la tierra, 2019).


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